En un caldero hirviendo se ha convertido el ambiente laboral en el Congreso del Estado

¿TIENE FUTURO LA LXIV LEGISLATURA?

De continuar dentro del Congreso del Estado un ambiente de divisionismo y acoso laboral, será muy difícil que ello evolucione favorablemente, salvo cuando esté de por medio las elecciones del 2027 en donde muchos al ver que ya su poder está a punto de acabarse o agudizan sus acciones negativas o empiezan a tener un rostro falso de amigos.

Hoy a 9 meses de la presente legislatura, todo ha salido prácticamente mal, debido en gran parte a que no existe un liderazgo fuerte y comprometido con el dogma político morenista, cada quien tiene su respectiva tribu, ex priístas que mantienen a raya a los trabajadores por cuestiones de ego o simplemente porque algunas personas piensan que sembrar tempestades es la mejor forma de imponer miedo, pero lo que no se dan cuenta de que todo ello tiene un costo político, la gente se decepciona de este tipo de comportamientos equivocados y cuando acuden a las urnas no solamente votan en contra del partido en el poder sino de las personas que los andan “jodiendo” diariamente en sus áreas de trabajo.

No se entiende porque la gente cambia tanto en mentalidad y acciones, cuando reiteramos varios de ellos tenían categoría de amigos, menos aquellos que manejan recursos, ya que lamentablemente los que tienen en sus manos los dineros públicos se sienten amos absolutos.

Pero peor resulta la actitud lacayuna de algunos comunicadores de la fuente legislativa, esos que andan palmeando a todos, en especial a diputados que solamente por la marca, por tener padrinos políticos o cónyuges poderosos llegan a ser representantes populares, individuos que solamente viven a todo dar gracias a los impuestos de los yucatecos y que nunca tienen ganas ni disposición para apoyar a nadie, gracias a que hoy el Congreso sigue siendo un búnker como en los viejos tiempos del PAN y del PRI.

La cerrazón del edificio legislativo tuvo lugar en el gobierno de Ivonne Ortega cuando surgió el brutal asesinato en agosto del 2008 cuando se informó sobre el hallazgo de 12 cuerpos sin cabeza en los montes de la comunidad rural de Chichí Suárez, cuyas edades fluctuaban entre los 25 y 35 años.

En ese año, el presidente del Congreso local era el siempre bien intencionado y gran amigo, Jorge Carlos Berlín Montero, quien no le quedó de otra por seguridad de los legisladores no permitir el acceso tan fácilmente de los ciudadanos, a excepción de los comunicadores de la fuente.

Sin embargo, estas medidas llegaron a un grado extremo de locura en las siguientes legislaturas, en especial contra los periodistas quienes eran objeto de persecución dentro de estas instalaciones para evitar la generación de entrevistas, lo cual les producía un deleite malsano en los agentes de seguridad de esos años.

CONTINUARA…..